Información sobre la Casa Histórica


 Hacia fines del siglo XVII, el alcalde Diego Bazán y Figueroa había construido su vivienda en el terreno que hoy ocupa la Casa de la Independencia, según 
 lo atestigua su testamento de 1695. 

 En 1765 la casa fue entregada como dote al matrimonio de Francisca Bazán con el comerciante español Miguel Laguna.

Esta era una típica casa colonial compuesta por tres “pabellones” paralelos a la calle, entre los que se encontraban dos patios –cerrados lateralmente por habitaciones y galerías- y al fondo la huerta.

 Con posterioridad a la Batalla de Tucumán (24 de septiembre de 1812) la casa fue utilizada como cuartel para tropas de la patria, por lo que evidentemente la familia ya no vivía allí. En 1815 el estado la alquiló para instalar la Aduana, las Cajas Generales y el Almacén de Guerra.

 Según la tradición, en 1816, con motivo de la instalación del Soberano Congreso General Constituyente de la ciudad de San Miguel de Tucumán, se decidió que este sesionara en la casa de los Laguna Bazán, quienes cedieron la casa al estado. Para ello, se dice que el gobierno realizó nuevas reformas: se demolió una pared que separaba el comedor de la sala para dar amplitud al salón destinado a las sesiones, se repararon techos del salón ampliado y se construyeron letrinas. También se dice que los vecinos y órdenes religiosas prestaron sus muebles.

 Sin embargo, en 1974 el historiador Ramón Leoni Pinto, basándose en documentación del Archivo Histórico de Tucumán, demostró que la casa había sido alquilada por el estado para la instalación del congreso, que distintos artesanos importantes habían fabricado el mobiliario y que en la refacción había trabajado mano de obra esclava.

Acta de Independencia de las
Provincias Unidas de Sudamérica.
  El Congreso inició sus sesiones el 24 de marzo de 1816, y el 9 de julio después de largos cabildeos, se declara la Independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica y se la jura el 20 de ese mes. Este Congreso sesiona en Tucumán hasta febrero de 1817, año en que se trasladó a Buenos Aires y en 1819 se sanciona una Constitución, que fue unánimemente rechazada. Esto marcó el fin de esa etapa de la revolución, inaugurada el 25 de mayo de 1810.
 Luego del traslado del Congreso a Buenos Aires, la casa continuó siendo alquilada para que funcionara la imprenta del ejército.

 En 1839 la casa pasó a ser propiedad de una nieta de Francisca Bazán y Miguel Laguna: Carmen –hija de Gertrudis Laguna Bazán y de Pedro Antonio Zavalía-.

 En la década de 1940 se realizaron importantes trabajos para reparar su estado ruinoso y se llevaron a cabo algunas reformas.

La casa en 1869.
 Sin embargo, el lluvioso clima tucumano y las características de los materiales de la casa contribuían a su deterioro permanente, lo cual explica que, treinta años después de sus reformas, la vivienda se encontrara nuevamente en ruinas. En 1869 el fotógrafo Ángel Paganelli tomó las fotografías del primer patio de la casa y del pórtico en estado ruinoso.

Salón de la Jura en 1869,
visto desde el primer patio.
Sentadas las señoritas Zavalía.
 Ocupaban entonces la casa las “ciegas Zavalía”, dos de las hijas de Carmen y Pedro Patricio, que fueron retratadas por Paganelli sentadas en la galería en la fotografía del primer patio. Estas habían solicitado al Estado ayuda para mantener el edificio pues carecían de medios suficientes para ello.

 En este año, fue sancionada la ley que autorizaba al Poder Ejecutivo Nacional a adquirir la casa y hacerse cargo de su conservación. 


Fachada del Correo
  En ese entonces sólo se consideraba valioso al Salón de la Jura o Salón Histórico, lo cual explica por qué una de las primeras medidas que se tomaron fue reformar el edificio para instalar el Correo y Telégrafo Nacionales y juzgado Federal, demoliendo el pabellón del frente y las habitaciones del primer patio, y se conservó únicamente el Salón Histórico tal como se encontraba entonces.

 Desde entonces se instituyó la costumbre de celebrar todos los años los aniversarios de la Declaración de la Independencia en el Salón de la Jura, que era engalanado para la ocasión.

 En 1904 se autorizó la realización de un nuevo proyecto para proteger al Salón Histórico de los rigores climáticos, ya que todas las habitaciones que se encontraban en la antigua casa y también las dependencias del Correo se encontraban nuevamente en ruinas.

Fachada del Templete visto
 desde la calle Congreso
 Ahora el Salón de la Jura sería preservado como un monumento. Para ello se demolió todo el edificio conservándose solo el Salón Histórico dentro de un gran pabellón o “templete” profusamente decorado y cubierto con un techo de vidrio.

Salón de la Jura
dentro del Templete.
Se accedía al pabellón por un gran atrio, donde se encontraban dos importantes bajorrelieves de bronce realizados en Italia por la escultora tucumana Lola Mora, dedicados a evocar las gestas del 25 de Mayo de 1810 y del 9 de Julio de 1816.

En 1941 la Casa de la Independencia fue declarada Monumento Nacional.
Comienza entonces a debatirse sobre la posibilidad de reconstruirla. 
Casa Histórica
siendo demolida.
El 17 de abril de 1942 se inició la demolición del templete. Sobre la base de los antiguos planos, Buschiazzo ordenó realizar excavaciones de sondeo en busca de los antiguos cimientos, que aparecieron en el lugar indicado. El arquitecto también se preocupó por conseguir elementos arquitectónicos del siglo XVIII para la ornamentación.

Frente de la Casa en 1943.
Sobre la puerta principal debió realizarse una réplica, que fue diseñada a partir de la foto de Paganelli. La casa fue reconstruida con muros de ladrillos en lugar de los de barro que originalmente tuvo, las cañas de los techos fueron atadas con cuero y las tejas fueron asentadas sobre una torta de barro; los muros se pintaron de amarillo y las puertas de madera fueron terminadas con aceite de linaza sin pintarlas, ya que en esa oportunidad no se obtuvo información sobre el color de la casa.

Galería de Placas. 
 En 1916 –con motivo de los festejos del Primer Centenario de la Declaración de la Independencia- es adquirido el terreno ubicado a los fondos de la casa para la construcción de la Galería de los Congresales y para permitir la vista del Pabellón desde el 9 de Julio. 
 Estas obras no se realizaron y el terreno es transferido a la Nación a fines de la década de 1940 e incorporado a la Casa de la Independencia. 
Patio de Homenajes
 Fue habilitado en la década de 1950 y actualmente se encuentran en él la Galería de las Placas y el Patio de Homenajes, en el que han emplazado los bajorrelieves de Lola Mora –el “25 de Mayo de 1810” y el “9 de Julio de 1816”- y el mástil, que antes se ubicaba en el primer patio.

 En 1996 se restauraron las puertas, ventanas, rejas y faroles. Esta obra fue la ocasión para devolver a la Casa el aspecto que tuvo en 1816, en base a trabajos de investigación histórica realizados en el solar desde 1993 por el Arquitecto Marinsalda, que incluyeron excavaciones realizadas por un equipo de arqueólogos y consulta de documentos en el Archivo Histórico Provincial y en el Archivo General de la Nación. Estas nuevas investigaciones permitieron comprobar que en 1816 el Estado había comprado pintura azul para las puertas de la casa del “Soberano Congreso” o de “La Soberanía” –de modo que tuviera los colores de la Patria, puertas azules y muros blancos-. Al analizarse la composición de las sucesivas capas de pintura en las puertas del Salón de la Jura se constató la presencia de pintura azul, lo que confirmó los datos de los documentos históricos. Por esta razón, las puertas y ventanas de la Casa fueron pintadas de azul, tal como estuvieron el 9 de Julio de 1816.

 La reconstrucción de la Casa se hizo con el objetivo de destinarla a sede del Museo de la Independencia. Actualmente cuenta con unas 650 piezas de patrimonio museal, 3.000 títulos en su biblioteca, 5.000 piezas en su Archivo Fotográfico, unos 200 documentos históricos y más de 10.000 recortes periodísticos.

 Las actividades educativas y culturales del museo varían desde talleres educativos y de actividades para niños, adolescentes y adultos (unas 1.000 personas -700 niños- participaron de ellos en 2004) hasta la realización de funciones de teatro, veladas musicales, recitales poéticos.

 Desde 1992, cada 9 de Julio la ciudad de Tucumán es capital de la República Argentina y sede del Poder Ejecutivo Nacional y se realiza en la Casa el Acto Central de Conmemoración de la Declaración de la Independencia Nacional, con la presencia del Presidente de la Nación, el Gobernador de la Provincia de Tucumán y de sus respectivos gabinetes y comitivas e invitados especiales.




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